10 claves para aprender a comer

10 claves para disfrutar con la comida en familia

El propósito de este artículo es que hagamos de las comidas en nuestro hogar algo no por cotidiano menos apetecible…

A veces nos afanamos en buscar actividades de tipo lúdico o cultural para compartir con nuestros pequeños que en ocasiones son caras y requieren un esfuerzo económico y de organización, y en cambio nos olvidamos de disfrutar con ellos de los actos cotidianos que con las prisas del día a día vamos descuidando. A ello se une la rebeldía de los niños para comer determinadas cosas, y aquellos  desesperadamente mal comedores con los que luchamos día tras día madres y padres de todo el planeta.

Pues la propuesta de hoy es tratar de hacer que estos ratos de comidas sean agradables, conseguir un hogar más armónico, fomentar la unidad de nuestra familia, y además hacer que los pequeños coman más, mejor y de manera saludable, sin que ello sea un desafío exasperante.

Cada día comemos al menos tres veces, así que vamos a intentar aprovechar aquellas ocasiones en que lo hacemos en familia ¿porqué dejarlas pasar?

Os propongo 10 claves para fomentar el apetito de nuestros hij@s, ayudar a conseguir una la dieta variada, y hacer que las comidas sean momentos para disfrutar:

1. Tener hambre: Parece de perogrullo decir esto pero tener hambre es la mejor garantía para que la comida nos parezca excelente y condición primera e indispensable para disfrutarla. Así como recomiendan no ir al supermercado a comprar cuando estás hambriento porque comprarás más de la cuenta, debemos guardarnos el hambre para la hora de comer. 
2. Evitar las prisas: Muchas veces “llegamos tarde” a comer, nuestro propio estrés se lo trasmitimos a los niñ@s. No hay nada peor que tener que acabar rápido para ir al cole, o la compra, o lo que sea. Intentemos dar un tiempo razonable tanto para preparar la mesa como para sentarnos con tranquilidad y disfrutar. 
3. Sentarse en familia: En ocasiones es más cómodo dar la comida a los niños primero, bien porque tienen un horario adelantado con respecto a los adultos o bien porque no queremos estar pendientes de ellos, sin embargo una comida en familia mientras se conversa y se observa cómo y qué comen los demás es un aliciente para que los más pequeños se sientan parte del grupo y traten de actuar con autonomía. Y es que los niños son grandes imitadores...
4. Cuidar los colores y la presentación: Nunca te has preguntado ¿porqué a los niños les gustan las comidas rojas? Los espaguetis con tomate son un clásico del menú infantil… El color influye mucho en la percepción del sabor y esto lo saben muy bien, por ejemplo, los fabricantes de bebidas refrescantes. Ellos son muy conscientes de que si presentan una bebida de fresa de color verde el consumidor la percibe como si fuera una bebida de lima, o que el color marrón influye de manera negativa en bebidas de limón y menta. El color puede llegar a ser tan sugestivo que confunde al gusto. Si te presentan un huevo frito verde ¿te lo comerías? Pues ten esto en cuenta a la hora de servir a los niños porque un poco de tomate frito puede solucionar muchas comidas que se niegan a probar por tener una apariencia desagradable para ellos. 
5. En la variedad está el apetito, y la salud: Es mucho más fácil comer un poco de todo que comerse un gran plato de algo concreto por mucho que nos guste. La dieta infantil debe ser completa, como todos sabemos, pero su estómago es más pequeño que el nuestro. Un ejemplo: si no hay manera de que coman una fruta de postre porque se han comido ya unos espaguetis (hidratos de carbono) y un filete con patatas (proteínas + repetimos hidratos de carbono), podemos optar por espagueti con carne, que incluye los hidratos de carbono y proteínas en un solo plato, y así tendrá hueco para comer un poco de ensalada y una fruta. 
6. Raciones a la medida de cada uno: Llenar mucho los platos crea la sensación sicológica de “¡no voy a poder con todo esto!” Parece que comes y comes y el plato cada vez se llena más… Tenlo en cuenta a la hora de servir, y haz las raciones proporcionales con la edad y peso del niño. 
7. Lo que menos me gusta lo primero: Cuando uno ya está saciado es mucho más difícil comer algo que no le gusta, dejemos las cosas más ricas para el final porque las comeremos por gula ¿Cuántas veces no nos hemos zampado un pastel después de una gran comilona sólo porque nos pareció que debía ser delicioso? 
8. Participar en la elaboración de platos fáciles: Desde muy pequeño el niño puede ayudar en la elaboración de comidas, primero observando y después colaborando. Cuando es bebé podemos usar la trona para acercarle a la encimera mientras preparamos los platos, explicarle qué hacemos y porqué. Los más mayores disfrutarán cascando un huevo, o batiéndolo, envolviendo croquetas, removiendo, etc. Es una manera de que se familiarice con distintas texturas, desarrolle la motricidad fina, y además se lo pase genial. Y lo más importante: valorará más la comida en cuya preparación ha participado ¿no crees? 
9. Enmascarar los platos que no le gustan: Por ejemplo, si la fruta no le gusta mucho la podemos mezclar con su yogur preferido, o si no quiere el puré de verduras porque está muy ácido le podemos añadir manzana asada para hacerlo más dulce. Esos pequeños trucos consiguen hacer una dieta variada y acostumbrarse sin darse cuenta a esos sabores que no le agradan. 
10. Crear un entorno agradable: Sentarnos a la mesa, sin encender la tele, en una charla amistosa, sin discusiones ni gritos. Hacer de las comidas un momento de conversación en familia es la mejor manera de que el niño asocie la hora de comer con algo agradable donde disfrutar cada día. 

Estas son sólo algunos trucos ¿tienes algún otro consejo efectivo que puedas compartir? Pues escribe un comentario abajo para que todos lo podamos probar y conseguir el objetivo: enseñara a nuestros hij@s a disfrutar comiendo, y de paso hacerlo nosotros también.